La palabra dicha son ondas sonoras, y las ondas sonoras son oscilaciones de la presión del aire (cómo les quedó el ojo? gracias wikipedia!)... ¿conocen algo que -y aquí nos alejamos de la terminología física- fluya más que el aire?. Mi palabra dicha durante todos estos años han sido entonces cientos de ondas sonoras que resonaron -unas más, otras menos - en el aire, a veces en las mentes y otras en los corazones de mis contertulios, pero no hay registro de ello y entonces más de una vez me ha tocado que hablen de mis palabras o -peor aún- tener que yo repensar una idea que ya había concluido y - oh por Dios, la certeza jurídica!- no vaya a ser que me contradiga a mi misma en el camino.
Así que aquí estoy, por trigésimotercera vez (sí, agreguémosle un poco de cábala) empezando a escribir en un blog, ahora en uno con cara nueva y ahora con decidas ganas de registrarme a mi misma, para cuando necesite apoyarme en mis propios cimientos.
Entonces, apoyamos la aguja en el vinilo, a ver qué es lo que está grabado en él.
Así que aquí estoy, por trigésimotercera vez (sí, agreguémosle un poco de cábala) empezando a escribir en un blog, ahora en uno con cara nueva y ahora con decidas ganas de registrarme a mi misma, para cuando necesite apoyarme en mis propios cimientos.
Entonces, apoyamos la aguja en el vinilo, a ver qué es lo que está grabado en él.
1 comentario:
Espero comentarios, sobre todo del diseño pq me complica la relación fondo/letra :S
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